El tren.
Imbuida de una tristeza tan ardiente como poderosa, a veces deseaba abandonarse al consuelo de las lágrimas.
Pero hizo todo lo posible por dominarse, recordando las palabras que un día le dijo su madre: "Hija, no puedes permitirte el lujo de venirte abajo porque se convertirá en una costumbre que repetirás una y otra vez. En lugar de eso, intenta ser fuerte".
Y fue entonces cuando se dio cuenta de que aquel tren que tanto había esperado, se acercaba.
Puede que la vida le hubiera mostrado que no era un cuento de hadas; pero ahora ella le sacaba los dientes.
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