La chica de andén 18.

La chica del andén 18, se cansaba.

Se cansaba de esperar en aquel andén.
De las promesas incumplidas.
De los sueños rotos.

Experta en reír por fuera y llorar por dentro, se acostumbró a dormir sin abrazos, a hacerse cargo de sus líos y a juntar sus pedazos. 

Había perdido la fe en aquello que le hacía invencible.

Había perdido la fe en encontrar una razón por la que remontar... y entonces, se dio cuenta. 

Ella, era la razón.

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